
Posiblemente la inversión en educación, ya sea propia o de empleados orgánicos de una empresa o industria en particular, puede llegar a ser una de las más efectivas inversiones para generar altos dividendos llenos de rentabilidad, ciertamente el conocimiento es dinero y cuando se pertenece a un sector particular del mercado mientras más información se tenga de este mejor serán los rendimientos de las compañías.
También se puede ver la inversión en educación como una garantía de proyección a futuro, la misma economía regional y mundial depende directamente de sacar adelante procesos de educación y aprendizaje óptimos para las generaciones actuales y las venideras. De igual manera, no sólo los particulares deben tener en cuenta el verdadero valor de esta inversión, los gobiernos centrales de los países desarrollados y, más aún, de los países sub y en vía de desarrollo deben aceptar que garantizar una educación con altos estándares de calidad es tener grandes oportunidades de crecer más a nivel social, económico, tecnológico y cultural.
Claro está que este tipo de inversión es a largo plazo, sus resultados sólo se verán con el tiempo, así es posible que países desarrollados comiencen a exportar conocimiento y a recibir aspirantes y estudiantes que quieren adquirir el conocimiento que no se encuentra aún en países en vía de desarrollo en donde la educación más que un derecho y una excelente inversión a futuro, es un privilegio al que pocos pueden aspirar; por eso hay países como España, EEUU o Canadá que demanda fuerza laboral extranjera que por obligación debe ser educada para hacer parte de una sociedad altamente productiva.
En el caso particular de América Latina, en muchos de sus países la educación no se ve en los primeros planos de desarrollo y progreso regional y nacional, sí al contrario se invirtiera más en educación que en otros ítems de desarrollo la innovación y creación profesional le daría pauta a estos países sub desarrollados para salir del estancamiento social, cultural y tecnológico en el que se encuentran sumergidos en la actualidad.
Aunque ya muchos de los países de esta parte del mundo se han dado cuenta que de la educación parte el progreso nacional, en casos concretos como en Chile, Perú y Colombia, aunque aún falta mucha inversión, se han ido creando proyectos de inversión en educación profesional que subsidien gubernamentalmente a los menos favorecidos de la sociedad para que estos accedan a una educación de calidad y competitiva y así ofrecerle al país innovación y desarrollo a los criterios ya puntualizados.
Por otro lado el desarrollo y fortalecimientos de las nuevas tecnologías que se han encargado de reducir el planeta a una aldea global en la cual es más fácil acceder a la información y al conocimiento, de esta manera se facilita a cualquier población invertir en la adquisición de conocimientos para una era de competitividad.