Para Simón Rodríguez, formador de hombres libres, la educación debe garantizar la emancipación mental – intelectual tanto del hombre como de los pueblos que desearan vivir bajo una forma republicana. La educación adquiere un carácter popular y universal, público y social, pero sobre todo republicano porque “en el sistema republicano, educar es crear voluntades (…) porque sólo la educación impone obligaciones a la voluntad”. Rodríguez quería que la educación, en Venezuela y América, se impartiera con calidad, en torno al desarrollo personal de los individuos, su capacidad de comprender y analizar la sociedad en la que viven, su desarrollo humano y personal en el contexto del desarrollo social y comunitario inspirado en principios y valores como la igualdad, la equidad, libertad, emancipación social y humana.
Por eso aquí plasmaremos las bases para una educación de calidad según Simón Rodríguez:
1. Educación para formar personas y auténticos ciudadanos: Esta primera dimensión está orientada a formar y educar para formar persona y auténticos ciudadanos, con una educación en los valores de la convivencia.
2. Educación que enseñe a aprender: Educar no es transmitir paquetes de información para que los alumnos memoricen, sino provocar las ganas e aprender, hacer que los alumnos sientan interés de aprender y que sean capaces de comprender analizar la información que necesitan.
3. Educación que enseñe a trabajar y a valorar el trabajo y al trabajador: La tercera dimensión que con mayor esfuerzo quería impulsar Rodríguez y quizás la que le trajo más problemas y dificultades, por parte de la sociedad, ya que no estaban dispuestos a enviar a sus hijos a escuelas donde se le ponía a trabajar, de ahí gran parte de los fracasos de Rodríguez, que nunca renunció a su propuesta educativa, de unir la instrucción académica con el aprendizaje de oficios mecánicos y agrícolas, es decir la creación de escuelas-talleres.
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